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Actualidad

Hay que dejar de cazar

¿Qué pasaría si lo hiciéramos una sola temporada?

07 July 2017

Puede sonar fuerte el titular elegido para un artículo en una web de ámbito cinegético, quizás hasta sensacionalista, pero nada más lejos de la realidad, más bien es un anhelo, un deseo que va tomando más y más fuerza entre algunos de nosotros y que, ojalá algún día se pudiese cumplir, para que una buena parte de nuestra urbanizada y confundida sociedad se pudiese dar cuenta de la importancia que tiene el sector, tanto de forma directa como indirecta en sus vidas, en los ecosistemas o en la economía.

¿Sorprendido? Esperamos que no.

Simplemente intentamos hacerte ver la situación en la que nos encontramos y, sobre todo, hacia donde queremos que se dirija la caza en los próximos años, e incluso, meses.

Ya desde hace tiempo, quizás lustros, parece que los cazadores y la caza somos los responsables de todos los males del planeta, de la extinción de especies, de los envenamientos, del contrabando de especies protegidas y de mil y una que casi siempre nos acaban cargando. Por desgracia, en ocasiones, pocas aunque siempre muchas más de las que nos gustaría, algún desalmado perteneciente a nuestro colectivo se ve inmerso en acciones lamentables que enturbian la imagen de la caza y la del cazador.

Tenemos que comenzar luchando contra éstos, denunciando e impidiendo que las cosas continúen así, pero no debemos olvidar que en todos los colectivos hay ovejas negras y no por ello se radicalizan las posturas y se generaliza como se llega a hacer, muchas veces de forma muy subjetiva e interesada. ¿Nadie conoce casos de futbolistas que han participado en amaños de partidos? ¿De políticos inmersos en casos de corrupción? ¿De grupos ecologistas que emplean fondos donde no deben? Desgraciadamente sí, de esos y de muchos más, pero no por ello tenemos que etiquetar a un colectivo por completo como habitualmente se pretende hacer con los cazadores.

Las especies cinegéticas, principalmente de menor, están atravesando por un momento crítico, es verdad, como también lo es que seguramente no sea la caza, ni mucho menos, la causa de esta situación, sino más bien la destrucción imparable de sus hábitats, el empleo de herbicidas y plaguicidas con efectos devastadores en los ecosistemas, la intensificación de la agricultura o las actividades humanas en el medio rural. No olvidemos que hoy se puede llegar con un vehículo a casi cualquier sitio y que montes y campiñas están plagados de quads, motos, bicis, gente corriendo, andando… Está bien, es verdad que la caza puede contribuir a esta situación, sobre todo cuando está mal gestionada, reflexionemos y seamos responsables, pero exijamos que el resto de colectivos se sumen al esfuerzo, por el bien de las perdices, de los conejos, pero también del propio lince ibérico o el águila imperial y de otros muchos, quizás menos destacados para nuestra sociedad pero imprescindibles en nuestros ecosistemas, gangas, ortegas, sisones, alondras, cogujadas y un sinfín de especies que están atravesando momentos críticos y no se debe a la caza precisamente.

¿Qué pasaría si dejáramos de cazar tan sólo un año? Desde un punto de vista egoísta y sólo pensando en la economía española, esta acción será más determinante que unas cuantas huelgas generales juntas de las que tanto temen nuestros políticos. Serían huelgas silenciosas que desangrarían despacio a una presa ya herida. ¿Cuántos puestos de trabajo directos e indirectos general nuestra actividad? Ropa, armas, munición, explotaciones cinegéticas, alojamientos rurales, vehículos, guardas o gestores, por citar algunos, notarían de forma determinante esa ausencia de cazadores en los montes durante ese año, a pesar de que ni mucho menos son esos los sectores a los que iría orientada la afrenta, .

Si vamos un poco más allá, por analizar un poco más profundamente tan sólo dos ejemplos más de repercusión directa en nuestra sociedad, podríamos citar los daños a los cultivos agrícolas, enfermedades como la sarna o los accidentes de tráfico, por no mencionar el silencioso trabajo de todos los que día a día aportan agua, comida, desbrozan o hacen siembras y refugios para la fauna, cinegética y protegida.

Pues eso, ¿atrevido?, depende de nosotros.

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