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Actualidad

Furtivos y "otras cosas"

04 January 2012

Es lamentable que, de las pocas veces que la prensa generalista habla de la actividad cinegética, una gran parte sea para recoger noticias relacionadas con furtivos y "otras cosas", por no aplicar un calificativo más despectivo que no fuese coherente con la imagen de nuestra web.

Son gente, que no cazadores, que hacen las cosas mal, usan métodos inapropiados, se aprovechan de zonas que otros respetamos, cazan cuando no deben las piezas más indefensas o, simplemente, abaten animales que, gestionándolos adecuadamente, hubieran llegado a ser grandes trofeos o la base para la recuperación de poblaciones futuras del coto. Por no hablar de indeseables que utilizan venenos que, indiscriminadamente, acaban con multitud de especies. Quizás pensarán que por matar así un zorro despistado, entre otras muchas cosas, acabarán con los problemas que atraviesan perdices o conejos de su finca.

Hay que tener en cuenta que, como en todo en la vida, hay unas normas a cumplir, que no siempre nos gustan, pero que si no las respetamos, tenemos que asumir la responsabilidad de no haberlo hecho. Igual que cuando en una autovía pasamos de 120 sabemos que nos la jugamos y, además, que ponemos en peligro nuestra vida y la de otros.

Por suerte no son tantos, el problema es que cuando actúan y los cogen suelen ser casos graves que saltan a la prensa sensacionalista. Encima, por norma general, muchos periodistas, probablemente los que no conocen la realidad del sector, están desando tener un hilo de donde tirar para seguir maltratando la imagen de la caza. No piensan que somos muchos los que salimos a cazar de verdad, a gestionar, a conservar para que nuestros nietos dentro de unos años también puedan disfrutar como nosotros lo hacemos.

Todo esto además se nutre de un caldo de cultivo preocupante, de una sociedad cada vez más urbanita y, muchas veces, "ecologeta". Se interpreta que por comerte una chuleta eres un asesino de animales y que hay que echar comida a gatos vagabundos que inundan nuestras ciudades y, sobre todo, nuestros campos. Sin tener en cuenta el desastre ecológico que están generando, por no hablar de las enfermedades que pueden transmitir, tanto a las personas, como a otras especies amenazadas, como el gato montés o el propio lince, en fin...

Quizás sea la hora de alzar la voz, de hacer autocrítica y, como el año comienza, de hacer algunos propósitos para tratar, entre todos, de mejorar la imagen de un sector importante y, sobre todo, necesario, como es el cinegético.

No somos policías, ni probablemente debamos serlo pero, al final, todo se sabe y aunque quizás no se trate de denunciar al furtivo o al envenenador (o sí), al menos tendríamos que reprobar sus actos en público o en privado y no ser cómplices de un delito que nos afecta a todos. Quizás, incluso, si se deja, sería bueno hacerle ver un nuevo camino y aprovechar sus conocimientos que seguro que serán muchos.

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