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Actualidad

A propósito de los días de gracia

29 December 2011

Según la legislación, cuando las condiciones climatológicas no son favorables no se puede realizar ninguna práctica cinegética. Esto responde principalmente a la imposibilidad de que la caza se defienda correctamente y a la inseguridad para el cazador.

Aunque este año está siendo especialmente seco y cálido (con registros que apuntan a que se trata del año más caluroso desde que hay estimaciones regladas), es más que posible que el día menos pensado nos venga la nieve y las “interminables” nieblas, o la lluvia torrencial. De entre todas las adversidades climatológicas son la nieve y las lluvias torrenciales las que más daño suelen provocar a nuestra fauna cinegética.

La nieve da muchos quebraderos de cabeza a gestores y cazadores del norte e interior peninsular, así como en las zonas montañosas, donde puede persistir durante meses. En apenas unas horas tras una gran nevada, los animales pueden quedarse sin alimento al no existir superficie donde pastar, incrementándose las posibilidades de morir, víctimas de la inanición o en el intento de desplazarse hacia otras zonas donde hay algo de comida. Son muy sonadas las mortalidades de cérvidos en zonas de montaña, sobre todo de aquellos individuos con menos reservas energéticas y con menos experiencia, por lo general crías. La caza menor no es una excepción y tanto perdices como conejos y liebres las pueden pasar “canutas” por las dificultades para conseguir comida y la mayor susceptibilidad a la predación. Las lluvias torrenciales y el pedrisco, especialmente en primavera y otoño, causan mucho daño especialmente en la caza menor, con muchos nidos perdidos, animales ahogados e incluso muertos por la piedra.

¿Qué podemos hacer en nuestro coto para prevenir estas situaciones?

Aunque es difícil luchar contra los elementos, es imprescindible, si se esperan situaciones de este tipo, ofrecer alimento de manera artificial. Aún así, hay que cuidar mucho en qué lugar ponemos los comederos y asegurarnos de que los animales los aprovechan. Por otro lado, hábitats diversos, ricos en linderos y vegetación que sirvan como refugio serán más útiles en comparación con los paisajes monótonos que por desgracia son habituales en nuestro campo.

Por último tenemos que destacar el rendimiento que se puede sacar de las nevadas desde el punto de vista de la gestión. Muchos gestores aprovechan estos días para realizar censos, dado que suele ser más fácil localizar a los animales sin que por ello se infrinja molestia alguna. Un terreno nevado es un libro abierto que da información difícil de conseguir el resto del año.



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